Fortaleciendo a las familias
Movimiento Familiar Cristiano Paraguay
El Movimiento Familiar Cristiano (MFC) es una pastoral de familias que, desde 1957, acompaña, forma y anima a esposos, padres e hijos para crecer en su fe y construir hogares centenarios fundamentados en el Evangelio.
EI MFC introduce y promueve el apostolado familiar y la espiritualidad conyugal, adelantándose al reconocimiento de la familia como “Iglesia Doméstica.


El MFC
¿Qué es el MFC?
El Movimiento Familiar Cristiano es un movimiento de Iglesia, de ámbito latinoamericano, cuyo objetivo es la evangelización y la promoción de la familia, desarrollando sus valores humanos y cristianos, a fin de capacitarla para cumplir su misión de formadora de personas, educadora en la fe y promotora del bien común.

Historia
Nuestra Historia
El Movimiento Familiar Cristiano llegó a Paraguay en 1959, por el impulso de monseñor Aníbal Maricevich Fleitas, quien fue testigo de la importancia de fortalecer a las familias y propagar los valores cristianos en el seno del hogar. Fundado en 1948 por el padre Pedro Richards (1911-2004) en Argentina, el MFC se expandió rápidamente por América Latina, encontrando en Paraguay un terreno fértil para desarrollar su misión.
A lo largo de las décadas, el MFC Paraguay organizó retiros, charlas y encuentros con la metodología “Ver, Juzgar y Actuar” para fortalecer la fe y los valores familiares.
Fundador del MFC


Objetivo
EI MFC Py tiene como objetivo la evangelización y promoción de la familia, desarrollando los valores humanos y cristianos, a fin de capacitarla para cumplir su misión de formadora de personas, educadora en la fe, promotora del bien común y defensora de la vida, conforme a su esencia, mística, carisma, metodología, a los principios de la Doctrina de la Iglesia Católica.
Misión
La misión del MFC Py es transformar a las familias en agentes de cambio dentro de la sociedad y la Iglesia, promoviendo sus valores y capacidades para que cumplan su rol esencial en el mundo.
Dar testimonio y estar al servicio de todos los fieles laicos, especialmente aquellos en situaciones difíciles, los que sufren y los más pobres.
Compartir y trabajar juntos en equipos con un Asesor Eclesial para promover el desarrollo de las familias.
La inserción profética de las familias en el mundo, para que estas puedan cumplir con su misión evangelizadora.