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Característica esencial en el MFC: el trabajo en equipos

118. Es característica esencial en el MFC la integración y el trabajo en equipos, que serán expresión cada vez más auténtica de comunidad cristiana abierta y eficaz.

2.1 El Equipo Base

119. Un Equipo Base es un conjunto de familias que unen sus esfuerzos en forma coordinada para alcanzar, dentro de un clima de trabajo que todos propician y del cual todos disfrutan, un objetivo común.

2.2 El Equipo Diocesano

120. El Equipo Diocesano lo forma un grupo de matrimonios y un sacerdote asesor, responsables de fomentar, promover y dirigir el MFC en la diócesis. Su labor es eminentemente de servicio más que de autoridad; este servicio se traduce en ayuda y colaboración a los matrimonios del Movimiento, para que estos logren los objetivos propuestos por el MFC, y en ser centro de unidad y coordinación. Cuenta con matrimonios encargados de apostolados específicos para lograr, por medio del Movimiento, el servicio a la comunidad.

2.3 El Equipo Nacional

121. El Equipo Nacional lo forma un grupo de matrimonios y un sacerdote asesor, encargados de orientar, promover y dirigir el MFC en cada país. Su labor es principalmente de unificación y servicio. En el Equipo Nacional los Equipos Diocesanos se hacen uno. Debe servir de puente entre el SPLA y los Equipos Diocesanos.

2.4 El Equipo SPLA

122. Secretariado del Movimiento para Latinoamérica. Su labor es unificar el Movimiento en el continente, sirviendo a los Equipos Nacionales como orientador y promotor del Movimiento. Prepara los Encuentros Latinoamericanos del MFC y está en constante comunicación con todos los países.

2.5 El Equipo Zonal

123. Es el que integra el coordinador de la zona respectiva en que están agrupados los países de América Latina, a efecto de coordinar las actividades del SPLA en cada zona. El coordinador de cada una de las cinco zonas en que se agrupan los países del continente es integrante del SPLA y es nombrado por el presidente de este.

2.6 Asamblea General Latinoamericana (AGLA)

124. La forman los presidentes y asesores de los distintos países, junto con el SPLA. Sus recomendaciones, acuerdos y resoluciones deben ser seguidos por todo el Movimiento.

3. ENCUENTROS

125. El MFC celebra periódicamente encuentros a nivel Diocesano, Nacional, Zonal y Latinoamericano. Estos no serán eventos paralelos al trabajo del Movimiento, sino que se situarán como una revisión de los mismos y una reflexión en línea prospectiva.

4. MEDIOS DE FORMACIÓN

126. El Movimiento cuenta con algunos instrumentos y técnicas para servir a sus miembros y a la comunidad en orden a la:

  • santificación de la persona,
  • integración familiar y comunitaria,
  • realización del apostolado,
  • comprensión de la Iglesia y de la sociedad civil.

4.1 Algunos de estos medios son:

Temarios, retiros, cursos, encuentros, convivencias, celebraciones litúrgicas, documentos…

4.2 Medios de información:

Algunos de estos son: correspondencia, cartas informativas, boletines.

LIBRO SUSUSU

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¿Qué dicen los documentos de la Iglesia con relación a los laicos y a la familia cristiana, especialmente en América Latina?

Los laicos, que desempeñan parte activa en toda la vida de la Iglesia, no solamente están obligados a cristianizar el mundo, sino que además su vocación se extiende a ser testigos de Cristo en todo momento en medio de la sociedad humana.

Dice el Concilio: «La vocación cristiana, por su misma naturaleza, es también vocación al apostolado» (Decr. Apostolicam actuositatem [AA], 2). Se trata de una llamada que es común, «como común es la dignidad de los miembros, que deriva de su regeneración en Cristo; común la gracia de la filiación; común la llamada a la perfección: una sola salvación, única la esperanza e indivisa la caridad» (LG, 32)

La vocación al apostolado se identifica con la vocación cristiana, comunica el espíritu que recibió a través del testimonio y por la Palabra (LG 33).

Los laicos, que desempeñan parte activa en toda la vida de la Iglesia, no solamente están obligados a cristianizar el mundo, sino que además su vocación se extiende a ser testigos de Cristo en todo momento en medio de la sociedad humana (LG 33).

Los laicos consagran el mundo a Dios (LG 34); comprometidos con el trabajo, con la cultura y con la sociedad, dilatan el Reino de Dios (LG 36).

En la Constitución Pastoral Gaudium et Spes se pide a los matrimonios cristianos el compromiso de transformar las estructuras (N° 43).

En la Apostolicam Actuositatem “los laicos deben tomar conciencia de la riqueza de los carismas que recibieron del Espíritu Santo y los pastores no deben tener miedo de reconocer y valorar esa riqueza, en la tarea de examinar todo, sin extinguir el Espíritu” (3) y más adelante… “para lograr con mayor felicidad los fines de su apostolado, puede resultar conveniente que las familias se reúnan en asociaciones…” reconociendo algo que ya se está realizando.

En 1967 Paulo VI visita las Naciones Unidas y da a conocer Populorum Progressio.

En Medellín se define la misión de la familia como “formadora de personas, educadora en la fe y promotora del desarrollo (III.2) que posteriormente el Santo Padre Juan Pablo II reafirma en Familiaris Consortio (N° 17) cuando menciona los “cuatro cometidos generales de la familia: formación de una comunidad de personas, servicio a la vida, participación en el desarrollo de la sociedad y participación en la vida y misión de la Iglesia”. “Ser Iglesia Doméstica es ser el lugar donde se edifica la santidad y desde donde el mundo y la Iglesia pueden ser identificados” (FC 55).

La Evangelii Nuntiandi (N° 70) dice de los laicos “…el campo propio de su actitud evangelizadora es el mismo mundo vasto y complicado de la política, de la realidad social, y de las artes, de la vida internacional, de los medios de comunicación social y el amor, la familia, la educación de los niños y adolescentes, el trabajo profesional y el sufrimiento…” y el número siguiente… (71) “no se puede dejar de realizar la acción evangelizadora de la familia”.

En Puebla (793) se le recuerda al laico que debe actuar como fermento en la masa, allí debe testimoniar su fe y construir el Reino. Para el cristiano no basta la denuncia de injusticias; a él se le pide que sea verdadero testimonio y agente de justicia.

En diciembre de 1988 se da a conocer la Exhortación Apostólica Christifidelis Laici que, haciendo mención al Sinodo realizado el año anterior, dice: “estuvo presente una calificada representación de fieles laicos, hombres y mujeres que dieron una preciosa contribución a los trabajos del Sínodo” (N° 2). Más adelante, “en virtud de su dignidad bautismal común, el fiel laico es corresponsable juntamente con los ministros ordenados y con los religiosos y religiosas, por la misión de la Iglesia” (N° 15).

En Centessimus Annus Juan Pablo II señala: “… la primera estructura fundamental a favor de la “ecología humana” es la familia, en cuyo seno el hombre recibe las primeras nociones sobre la verdad y el bien, aprende qué quiere decir amar y ser amado, y, por consiguiente, qué quiere decir en concreto ser persona… la familia constituye la sede de la cultura de la vida” (N° 39).

“Dado que los designios de Dios sobre el matrimonio y la familia afectan al hombre y a la mujer en su concreta existencia cotidiana, en determinadas situaciones sociales y culturales, la Iglesia, para cumplir su servicio, debe esforzarse por conocer el contexto dentro del cual el matrimonio y familia se realizan hoy. Este conocimiento constituye consiguientemente una exigencia imprescindible de la tarea evangelizadora…” (FC 4).

LIBRO SUSUSU

LG Lumen Gentium

FC Familiaris Consortio

Evangelii Nuntiandi